"El segundo principio rector que nos deja en su legado, el Gran Maestro Gichin Funakoshi, nos habla de la necesidad de ser pacientes. En kárate, las manos y los pies pueden ser tan mortíferos como la hoja de una espada, por eso hay que esforzarse por evitar dar un golpe fatal y dejar tiempo al adversario para recapacitar. Solo al afrontar una situación tan insoportable que se agote nuestra capacidad de tolerarla, es cuando la espada debe sacarse y atacar hasta lograr la victoria. "
Extracto del libro "Los veinte principios rectores del kárate"